domingo, 24 de noviembre de 2024

Claves de la cumbre de Bakú: nueva financiación pero sin el adiós a los combustibles

 Claves de la cumbre de Bakú: nueva financiación pero sin el adiós a los combustibles


¡Saludos desde Bakú!

La cumbre del clima anual de la ONU, la COP29, que este año ha sido en la capital de Azerbiyán, Bakú, ha terminado hace solo unas pocas horas. Ha sido un caótico final que se ha prolongado durante demasiado tiempo (debía haber terminado el viernes por la tarde pero no se clausuró hasta bien entrada la madrugada del sábado al domingo).

El último tramo fue tan tenso que muchos negociadores de los países, analistas y activistas pensaban que se iba a cerrar sin acuerdo. Pero al final lo hubo y se logró pactar la nueva meta de financiación climática. Aunque no se ha conseguido repetir el llamamiento, hecho por primera vez el pasado año en Dubái, para que las naciones transiten hacia el fin de los combustibles fósiles, los principales responsables de este problema.  

En este enlace se puede leer la crónica final de esta larguísima COP29. Pero resumo aquí algunas de las claves de esta conferencia: 

Refugio del multilateralismo

Vienen tiempos todavía más difíciles para la lucha internacional contra el calentamiento global debido al avance de los populismos de extrema derecha, que en muchas ocasiones ponen a las políticas climáticas en el punto de mira de sus ataques cuajados de bulos. El mayor miedo ahora es la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, que ya sacó a su país del Acuerdo de París en su anterior mandato. A ese avance de los ultras, que también se siente en el corazón de la Unión Europea y Latinoamérica, se le unen los conflictos bélicos que tienen al mundo en vilo. En este contexto, que los casi 200 países del mundo que participan en estas conversaciones logren ponerse de acuerdo en otra cumbre del clima (aunque sea con un pacto débil o insuficiente) es sorprendente.

Las COP del clima son la aldea gala del multilateralismo, quizás, el último reducto. Tras el acuerdo, de madrugada, António Guterres, secretario general de la ONU, lo explicaba así: "Se trata de una negociación compleja en un panorama geopolítico incierto y dividido. Felicito a todos los que trabajaron arduamente para crear consenso. Ustedes han demostrado que el multilateralismo, centrado en el Acuerdo de París, puede encontrar un camino a través de las cuestiones más difíciles".

'Show me the money'

El tema central de esta COP29 era la financiación, el debate más tenso en este tipo de conferencias. Se ha acordado un nuevo objetivo de financiación climática destinado a que los países con menos recursos puedan transformar (o poner en marcha desde la nada) sistemas energéticos limpios de gases de efecto invernadero. Y, también, para que puedan protegerse de los impactos del calentamiento.

El pacto establece como nuevo objetivo de financiación climática genérico llegar a movilizar 1,3 billones de dólares para 2035.

Pero lo importante, porque es donde se baja al detalle, son los al menos 300.000 millones que los países ricos deberán proporcionar a través de ayudas públicas y créditos que arrastren inversión privada también. 

Se abre la puerta también a que naciones poderosas que dentro de las negociaciones de la ONU no están dentro de la categoría de países desarrollados (como China o Corea del Sur) puedan aportar a la meta genérica de los 1,3 billones, pero de forma voluntaria. 

Además, se deja claro que todos los proyectos climáticos de los bancos multilaterales de desarrollo (donde están presentes las naciones occidentales, pero también China y otros Estados con altos ingresos) podrán contar para alcanzar la meta de los 300.000 millones.  

En el texto también se hace un llamamiento a la importancia de “reformar la arquitectura financiera multilateral” y se aboga por eliminar los “obstáculos” que se encuentran los países en desarrollo para poder recibir inversiones, como “los niveles de deuda insostenibles”.   

 Descontento

Esos 300.000 millones están muy por debajo de las verdaderas necesidades que tienen los países en desarrollo para recortar sus emisiones y protegerse de un calentamiento del que no son los principales responsables. Porque necesitan billones para ello. En el plenario de cierre de la cumbre varios de los países llamados a ser receptores de los fondos, como Cuba, Bolivia y la India, han reprochado a las naciones ricos su falta de compromiso. La representante de Nigeria ha calificado de “insulto” y “broma” la cantidad puesta sobre la mesa por las naciones desarrolladas.

Javier Andaluz, que ha estado siguiendo las negociaciones para Ecologistas en Acción desde Bakú, lo resume así: "los países desarrollados dinamitan cualquier credibilidad y abandonan cualquier intención de ser solidarias con los millones de personas que ya están sufriendo las consecuencias de la emergencia climática”. Mientras, al otro lado, la Unión Europea defiende que la meta a la que se ha comprometido es un objetivo realista y realizable. Recuerdan que los 300.000 millones supone triplicar el objetivo vigente, que es de 100.000 millones anuales. 

En lo que coinciden tanto unos como otros es en la forma poco trasparente en la que ha llevado la presidencia las negociaciones, con un caótico final que casi hace fracasar la conferencia y con muchos de los negociadores pendientes de si perdían los carísimos vuelos de regreso a sus casas. 

¿Dónde están los combustibles?

Lo que no se ha conseguido en esta COP es reiterar el llamamiento a que los países transiten para dejar atrás los combustibles fósiles, que por primera vez en 30 años de negociaciones se consiguió en la cumbre de Dubái en 2023. Pero los países más dependientes del petróleo, con Arabia Saudí a la cabeza en público, han batallado desde entonces en todos los foros en los que han podido para que no se vuelva a incluir. 

En la COP29 lo han conseguido y no se ha podido cerrar un acuerdo sobre el texto de transición justa en el que se debían hacer esas referencias a los combustibles fósiles y a los resultados de Dubái. Y lo mismo ocurrió unos días antes con la declaración final de la cumbre de los líderes del G-20 en Río de Janeiro.  

De Bakú a Belén

Ese mensaje era importante pensando en la próxima cumbre, que se celebrará en la ciudad brasileña de Belén. Porque allí todos los países del mundo deberán poner sobre la mesa sus nuevos planes de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero, que deben tener esa transición para alejarse de los combustibles en el centro de las actuaciones que prevean. 

Mercados de carbono

En esta cumbre se ha cerrado por fin el acuerdo sobre mercados de carbono, que despeja el camino para que pueda crearse un sistema internacional para comerciar con esos derechos y cuya aprobación se arrastraba sin éxito desde 2016. Pero todavía faltan por desarrollarse por completo en 2025 las reglas técnicas.

En cualquier caso, muchos activistas temen que lo que pueda ocurrir con estos mercados, muy cuestionados en los últimos años por las dudas sobre sus beneficios climáticos reales. An Lambrechts, de Greenpeace, lo resume  así: "los mecanismos de mercado de carbono acordados en la COP29 no son una fuente real de financiación climática, van a ser una falsa solución que usará la industria de los combustibles fósiles, permitiéndole compensar las nuevas emisiones que seguirán emitiendo". 

Esto es todo. Pero, antes de despedirme, os dejó aquí el podcast que grabé con mis compañeros del equipo de audio de EL PAÍS sobre esta cumbre y las negociaciones sobre cambio climático de la ONU. 

Un saludo y gracias por leernos

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