miércoles, 26 de diciembre de 2012

PRESUPUESTOS 2013: SE MANTIENE EL ATRACO

Se presentan los presupuestos municipales para 2013 y lo primero que nos llama la atención es que las partidas sociales que provienen de la Junta de Comunidades que preside Cospedal se reducen en una proporción alarmante. A ello hay que sumarle, que la diferencia entre el coste y los abonado por la Junta deber ser, según el equipo de gobierno municipal, asumida por los usuarios, ya que gran parte de la cantidad que ha reducido la Junta se incrementará en las tasas que se cobrarán a los mismos.

Otro de los apartados que llama mucho la atención es el de salarios de l@s trabajador@s municipales que se mantienen o suben en una proporción ridícula en relación con el coste de la vida, máxime si cabe cuando la partida dedicada al salario de l@s concejal@s sube un 20% aproximadamente. Y eso ocurre, SOLO, unos días después de que esos mismos concejales se negaran a renunciar a la paga extraordinaria que SÍ les quitaron a los trabajador@s públicos.

Estos presupuestos son insolidarios, favorecen a la clase política local que ven la política como una forma de vida sin dar golpe, y hacen pagar la factura a la clase trabajadora.

Nuestra oposición a una política que se ensaña con los débiles. NO ES UNA CRISIS: ¡¡¡ ES UNA ESTAFA !!!


Se mantienen los 30.000 € de dinero público para la Confederación Hidrográfica del Tajo


En relación con la depuración de las aguas en El Casar, el 11 de febrero de 2012, Pablo Sanz, alcalde de El Casar, afirmaba haber salido de la reunión con el representante del Gobierno regional en la provincia con “buen sabor de boca” ya que el gobierno de la Cospe se iba a hacer cargo de solucionar este problema.

Estamos a finales de 2012 y la solución no sólo no ha cambiado, sino que el equipo de gobierno municipal debe estar sobrado de dinero público al mantener una partida presupuestaria, que seguramente será aprobada el próximo Pleno Municipal, de 30.000 € para pagar la multa impuesta por la Confederación Hidrográfica del Tajo. Y por lo visto esta partida se mantendrá durante mucho tiempo.

Las depuradoras se encuentran paradas desde casi dos años, además están siendo objeto de robos. El alcalde de El Casar dijo en una entrevista con el responsable de la JCCM: …[Las infraestructuras “están prácticamente terminadas, pero como se dejó de pagar, desde ese momento dejaron de trabajar”. “Están ahí muertas de risa y nosotros con unos problemas de saneamiento tremendos”]…  

Campiña Verde elaboró un informe sobre el estado de la depuración de las aguas en El Casar el cual, fue enviado a las distintas autoridades de la región, junto al ayuntamiento de El Casar. En este momento preparamos una intensa campaña en los medios para exigir a la Confederación Hidrográfica del Tajo que abandone una política que parece conformarse con la “financiación encubierta” que supone sancionar por una cantidad menor que el coste de la depuración en lugar de exigir el cumplimiento de las normas establecidas en la depuración de las aguas en El Casar.

En muchas de las instalaciones existentes en nuestro municipio para la depuración de las aguas, los contratos con la empresa encargada fueron rescindidos sin presentar el correspondiente concurso para la gestión de este servicio. Mientras tanto, la situación se pudre y se hace insostenible, presentando las zonas próximas a las depuradoras, lodos sin retirar, aguas fecales y basuras.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Ecomarcha



Pedaleando Caminos Alternativos finaliza en Mérida

Un nutrido grupo de bicicletas llegaron este sábado 28 de julio a Mérida, destino final tras 15 intensas etapas y casi 1.000 km de recorrido pedaleando caminos alternativos desde Soria. Durante dos semanas, más de 200 personas han participado en la "ecomarcha" organizada por Ecologistas en Acción que ha recorrido Castilla y León, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid y Extremadura.
En la segunda marcha en bici por el decrecimiento, Ecologistas en Acción ha reivindicado un mundo rural vivo pedaleando por las cañadas reales y vías pecuarias de la península ibérica. Frente a las políticas neoliberales del hambre y la miseria, el multicolor pelotón ciclista ha compartido alternativas como la agroecología y la soberanía alimentaria, el decrecimiento, las energías renovables, los medios de transporte sostenibles y colectivos, la economía alternativa y solidaria, los cuidados y el apoyo mutuo, entre otras.
En los casi mil kilómetros recorridos, se ha disfrutado de espacios naturales de singular encanto: ríos, estepas, encinas centenarias, huertas y veredas que conforman diversos paisajes. También ha habido espacio para las visitas al patrimonio cultural y para gozar de creaciones artísticas, teatrales o musicales, del ocio autogestionado y espacios de formación sobre temas de creciente interés, como los circuitos cortos de comercialización, la importancia ecológica de la trashumancia o las alternativas a la economía capitalista. Nuestro pedalear también nos ha permitido ver múltiples ejemplos del sinsentido de nuestro concepto de desarrollo y progreso: autovías vacías que no llevan a ninguna parte, fincas privadas que cierran caminos públicos, macrourbanizaciones de lujo sobre espacios naturales protegidos, centrales nucleares que ponen en peligro a los ecosistemas y a las personas que viven a su alrededor...
Una bicicrítica por la ciudad de Mérida y una fiesta final celebrada en el parque de las 7 Sillas puso el broche final a la "ecomarcha", con un encuentro con personas y colectivos extremeños. Los y las participantes han compartido desde ahí su experiencia, en las que ha destacado el compañerismo, la solidaridad, la alegría y al aprendizaje que ha supuesto la ecomarcha.
Ecologistas en Acción expresa su enorme satisfacción y anuncia para el verano de 2013 la celebración de la tercera marcha en bici, con recorrido todavía por concretar. Nacho Escartín, coordinador de la "ecomarcha" incide en "la simpatía con que nos ha recibido la buena gente de los pueblos y ciudades por los que hemos pasado. Hemos recibido un gran abrazo colectivo que nos anima a seguir luchando en el día a día. El pelotón ciclista ha despertado interés y ha propiciado conversaciones y espacios colectivos para debatir y compartir propuestas".
La ecomarcha también ha supuesto el trabajo colectivo de muchas personas. Ecologistas en Acción agradece a las personas que han pedaleado, a los grupos de Ecologistas en Acción, a los colectivos de agricultores ecológicos, asociaciones de migrantes, plataformas sociales que han colaborado, así como a la gran mayoría de Ayuntamientos que han cedido sus instalaciones y ayuda, todo su apoyo para que haya sido posible esta quincena inolvidable.

Un soplo de aire fresco fluye entre el cemento en Rivas


Un soplo de aire fresco fluye entre el cemento en Rivas

La economía puede ser verde: luchando contra la situación actual de los mercados y agarrándose a palabras como sostenibilidad. Esa es precisamente la que ha permitido que el municipio madrileño de Rivas Vaciamadrid reciba el galardón a la ciudad española más sostenible por la instalación de placas fotovoltaicas en los edificios públicos para reducir las emisiones de CO2 y la puesta en marcha de medidas de ahorro energético y sostenibilidad.


Dentro de su proyecto Emisiones Cero, la localidad cuenta, entre otros sistemas, con un dispositivo de ahorro energético basado en la instalación de farolas con luminaria led y un sistema de restricción de las luces en parques y jardines.
Otra de las medidas que se incluyen dentro del plan es un servicio de alquiler de bicicletas. Este sistema, que funciona ya en otras ciudades españolas como Barcelona, Sevilla, Pamplona o Las Palmas, pretende fomentar el uso de la bici como medio de transporte para trayectos urbanos. Rivas no es la única que está concienciada con el medio ambiente.
En el estudio 25 Ciudades españolas sostenibles elaborado recientemente por Análisis e Investigación aparecen también Barcelona, Logroño, Málaga o Vitoria-Gasteiz, entre otras.
En el caso de esta última, las ambiciosas políticas medioambientales por las que lleva apostando desde hace años han hecho que vuelva a ser designada como Capital Verde Europea 2012.

Las joyas de nuestros parques

El mundo natural es travieso, juguetón y muy misterioso. Tan pronto nos azota con crudeza meteorológica como nos regala pequeñas maravillas para los sentidos.  El planeta está lleno derincones inolvidables, pero la geografía de El Casar es un buen lugar por el que empezar a perderse en busca de pequeños tesoros.

ARROYO DE LA GALGA

MONTEZARZUELA, EL PELIGRO DE UN ENCINAR A MANOS DE SALVAJES ESPECULADORES

ZONA DE ESPECIAL PROTECCIÓN DE AVES, JUNTO A EL CASAR


Las siete vidas de un bosque incendiado

"Zona de alto riesgo de incendio", rezan los carteles dirigidos a los incautos que pueden despertar con su ignorancia un reflejo flamígero del infierno. Cercano a la carretera, un pino muestra los jeroglíficos de la última catástrofe. "Este pino salgareño aún tiene restos de hollín del incendio de hace 18 años", constata José Luis Ordóñez, científico del CREAF (Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales), con la mano manchada por las heridas de un superviviente.


La sierra de Castelltallat, en el Bages (Cataluña central), fue afectada por un virulento incendio en 1994, un año terrible, con fuegos que ardieron sin control durante 12 días. Ese año, como en 2012, se dio la matemática del desastre. Temperaturas muy altas. Ausencia de lluvias. Escasa humedad. Estrés hídrico. Exceso de biomasa en el sotobosque cargando unos árboles moldeados por las garras del hombre. Y la chispa, siempre la chispa, que detona el infierno y el titular.
Sin terminar aún la temporada de fuegos, este año se han quemado en España más de 165.000 hectáreas. En 1994 se vieron afectadas 437.636 hectáreas, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medioambiente. Son cifras que nacen de conjunciones, según los expertos: el abandono de los bosques, la invasión urbana y de recreo, la falta de previsión, gestión y recursos, el aliento inflamable del cambio climático... Y constatan que la virulencia de los incendios parece ir en aumento. ¿Pero, qué ocurre cuando pasa el incendio? ¿Cómo se regenera el bosque?
En las montañas cercanas a Sant Mateu del Bages quedan islas de los altos pinos salgareños supervivientes. Están rodeadas de pequeños pinos carrascos surgidos tras el incendio, mejor adaptados al fuego. Es una alfombra lasciva y seca la que forman los recién llegados. El vendaval los mece como esperando la chispa del desastre. Los depósitos de agua instalados a raíz de la tragedia avisan de que se camina sobre nitroglicerina. Los nuevos árboles se reconocen por su menor tamaño (apenas metros), y por el monocromo de su espesura y su promiscuidad forzada. Ha sido una regeneración poderosa desde 1994, pero el exceso de biomasa podría claudicar ante nuevas llamas.
En cada bosque quemado se inicia una feroz lucha por la supervivencia"Es un polvorín, hay mucha densidad, casi todos son árboles jóvenes debilitados que luchan por la luz y el agua, están muy secos, y hay mucha maleza", asegura José Luis, que hizo su tesis doctoral sobre esta área incendiada. Cuenta los años de los árboles a través de las distintas bifurcaciones de las ramas. Casi todos nacieron tras el fuego. "Las copas están muy cerca del suelo, y en tierra acostumbran a empezar los incendios", explica. Algunas encinas y robles cercanos aprovechan sus ventajas biológicas como rebrotadoras para seguir su curso. Pero el bosque, lleno de cicatrices, irregular y caótico, aún se aleja de la majestuosidad y el equilibrio que tuviera antes del incendio.
En cada bosque quemado se inicia una feroz lucha por la supervivencia. Es la guerra por el dominio del agua y el sol. Árboles rebrotadores del sotobosque inician su ascensión multiplicando sus brotes desde la raíz del tronco quemado; es la fuerza de encinas y robles. Buenos germinadores como el pino carrasco preparan su piñas serotinas, selladas herméticamente con resina durante años, dispuestas a abrirse con las altas temperaturas que prosiguen al fuego (40-50 grados), para germinar sobre nutrientes de ceniza. Otros pinos, como el salgareño o el albar, antaño reyes por el aprecio a su madera, son malos germinadores, y en el peor de los casos deben esperar al hombre. Los alcornoques se protegen con su coraza de corcho y tienen la posibilidad de rebrotar desde la copa. Arbustos como el romero y otras plantas cuyos aceites las hacen muy inflamables, proclaman su maestrazgo donde los árboles no logran ganar terreno.

Condiciones propicias

En el mediterráneo confluyen la época más seca con la de mayores temperaturas. Caso similar al de los bosques gallegos, cuyos árboles y plantas, a pesar de pertenecer a latitudes atlánticas, padecen en verano estrés hídrico (falta de agua para su mantenimiento óptimo). El fuego siempre estará allí, aseguran los expertos. Es el gran escultor y censor. Madre y asesino. Un infierno que en los climas mediterráneos es cíclico. Un culto prehistórico de la naturaleza que el hombre ha multiplicado (se calcula que el 96% de los incendios nacen de nuestra mano, según un informe del CSIC).
"En general, la biodiversidad se regenera por sí sola, especialmente en los bosques mediterráneos que están más preparados", explica Juli García Pausas, experto del CSIC en desertificación. "Incluso en los incendios de este verano en Valencia ya empiezan a verse brotes verdes", añade.
Se debe esperar un promedio de 100 años para que un bosque recupere una estructura similar
Es recomendable esperar un par de años para ver cómo se regenera el espacio antes de adoptar una posible intervención. En ocasiones deben evitarse posibles deslizamientos y la pérdida de nutrientes y semillas por causa de lluvias torrenciales. "Es como la herida de un humano, primero debe cicatrizar", explica Miguel Ángel Hernández, de Ecologistas en Acción. Se debe esperar un promedio de 100 años para que un bosque recupere una estructura similar. No obstante, en ocasiones, sea por terreno, especie o por encadenación de fuegos –las germinadoras necesitan años para proporcionar buenas semillas– es posible que desaparezca. Solo en casos muy extremos se recomienda la siembra o la replantación, métodos que no aseguran la regeneración. La cosa empeora cuando el incendio ocurre en alta montaña, en zonas menos adaptadas como la pirenaica. Una nueva amenaza del cambio climático: el aumento de temperaturas podría hacer subir la altura de los fuegos.
José Luis observa con los prismáticos las especies que crecen en la ladera de otra zona afectada por un incendio en 1994, en el municipio del Figaró  (Vallés Oriental), cercano al parque natural del Montseny. El ojo profano solo ve bosque, se emborracha de verde. "Hay algunas rebrotadoras, como encinas, pero en general todo es pino carrasco", espeta. La gestión de un bosque así debería basarse en determinar zonas sensibles (como las cercanas a la carretera o a actividad humana). Y fijar objetivos. "El bosque no es un jardín. No se puede aplicar el mismo análisis a diferentes masas forestales. En El Figaró, si queremos evitar otro incendio deberíamos limpiar de especímenes el suelo. Hacer una poda controlada para que los árboles y brotes más fuertes puedan crecer y así acelerar la aparición de un bosque adulto", explica mientras intenta adentrase sin éxito por la maleza.

El fuego puede con el árbol joven

Un bosque maduro y con gran biodiversidad suele estar más preparado para un incendio. Ha vencido la batalla por la supervivencia: menos biomasa y más pluralidad de espacios y especies. Si en el lugar predominan solo los árboles jóvenes de cualquier especie, el fuego se expande a gran velocidad al carecer de obstáculos vegetales o saltos de combustión. Los expertos coinciden en que la mejor opción es ayudar a crecer las especies autóctonas, eliminando biomasa y competidores, y establecer cuanto antes su equilibrio. "Depende de lo que uno quiera o qué utilidad se le quiera dar. Si antes había pinos salgareños, que fueron mantenidos artificialmente, y después del incendio tienen la oportunidad de crecer los robles originales que estaban contenidos en el sotobosque, hasta podría mejorar el ecosistema", asegura Juli García Pausas.
Solo el 13% de nuestros bosques están debidamente gestionados
La historia de nuestros bosques es la historia del hombre. En la Península abundan bosques jóvenes, y también un gran número de monocultivos, según denuncian en Ecologistas en Acción. "Solo el 13% de nuestros bosques están debidamente gestionados, a pesar de que la ley obliga al 100%", alega Raúl de la Calle, secretario general del Colegio de Ingenieros Forestales. "Los recortes en materia forestal han sido dramáticos», concluye. Una combinación inflamable. Hasta los años 50 la política agrícola había fragmentado o exterminado el espacio arbóreo. Fue a partir de las migraciones rurales y de la pérdida de la rentabilidad de los bosques, la mayoría en manos privadas, cuando la naturaleza ha ido ganando terreno. "Hay un dicho que dice bosque rentable, bosque que no arde", recita Raúl de la Calle. Hoy muchos de los cortafuegos que conformaban los campos arados han desaparecido; las ovejas y cabras, grandes limpiadoras de la biomasa, dejaron su función. Y el gran conflicto: cuanta más masa forestal menos CO2 en la atmósfera y mejores acuíferos, pero también mayores incendios.
"Deberíamos analizar cuánto nos da el bosque económicamente. Si tuviéremos que producir nosotros sus beneficios naturales, saldría bastante más caro que gestionarlo", explica Francesc Giró, director de la ONG Acciónatura. Uno de los problemas es que los humanos viven cada vez más cerca de estos bosques en expansión y sin cuidados, lo que convierte en un problema económico y social lo que sería en principio un daño biológico. La vida humana no rebrota. Un equilibrio difícil frente a un futuro con previsible escasez de agua. "Los incendios son cada vez más virulentos, porque se ha pasado de un exceso de destrucción de la biodiversidad al total descuido», explica Miguel Ángel Hernández, de Ecologista en Acción.  "Y las condiciones climáticas son cada vez menos favorables", sentencia.
Gran parte de la masa forestal arrasada es comida por un número pequeño de  incendios, los de alta intensidad, aupados por condiciones meteorológicas extremas, algunos con pérdidas irrecuperables como el producido este año en el parque nacional de La Gomera. "Los grandes incendios son cíclicos. Como nadie saca provecho los bosques, son como bombonas preparadas para explotar", asegura el biólogo Pere Alzina.
Es una lucha arcaica en la que el hombre está metido hasta –o especialmente– en la más recóndita urbanización. Igual que el bosque, somos verdugos por nuestros excesos, pero también víctimas. Una batalla en la que los expertos reclaman una mayor implicación de todos los órganos de la sociedad para decidir qué hacer con los bosques. "Lo malo de saber de incendios es que no vuelves a ver el bosque igual", dice José Luis al abandonar el Figaró y encontrarse con otras zonas cicatrizadas. El fuego estará allí. Tan antiguo como las hierbas. En nuestra mano está redomesticarlo. Adaptarnos como las plantas. Tenerlo por enemigo o aliado. ¿Conseguiremos ser buenos germinadores?

La masa forestal española, la tercera de Europa

Según estimaciones de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), se pierden al año 13 millones de hectáreas de bosque en el planeta. Sin embargo, en España, los bosques crecen. En los últimos cien años han duplicado su extensión, proporcionando a nuestro país un gran número de florestas jóvenes muy vulnerables al fuego. La masa forestal española cubre un 36% de territorio, con 18,5 millones de hectáreas, una de las mayores de Europa, solo por detrás de Suecia y Finlandia. Estamos por encima incluso de países que parecen sinónimo de bosque: Canadá (33%).
El crecimiento ha sido de un ritmo de 176.000 hectáreas anuales. Contamos con gran diversidad, entre encinas, pinos, hayas, robles, abetos y laurisilvas, pero también monocultivos de eucaliptos, choperas y pinares. El artículo 50 de la Ley de Montes de 2003 prohíbe la recalificación de terrenos forestales quemados en urbanizables durante un plazo de 30 años.
El principal causante de la desertificación, más que el fuego, ha sido la urbanización salvaje, según los expertos. Sin embargo, la aplicación de la ley es competencia de las comunidades autónomas. Algunas, como la valenciana, han modificado su ley forestal para eludir esta prohibición. En el recuerdo queda que el parque Terra Mítica ya fue levantado sobre terrenos quemados.

Monte abantos (Madrid): treinta años de recuperación

Michael Harris, coordinador de Entorno Escorial.
Trece años después del gran incendio de Abantos (425 hectáreas quemadas en El Escorial, en 1999), la huella del fuego sigue siendo visible. Allí donde no llegaron las llamas, los pinos se elevan más de 10 metros sobre el suelo; mientras que en la zona afectada por el incendio los árboles reforestados superan a duras penas la altura de un hombre. "Tendremos que esperar como mínimo 30 años para que el bosque recupere su estado original", calcula Michael Harris, coordinador de Entorno Escorial, una plataforma que organiza plantaciones populares y excursiones didácticas por el monte (en la foto, señalando el límite del incendio, en el que se aprecia la diferencia de tamaño de los árboles nuevos).
Deberían haber dejado que los pinos crecieran por sí solos
Tras el incendio, la Comunidad de Madrid se encargó de la replantación, con casi 500.000 árboles y una inversión superior al millón de euros, según datos de la Consejería de Medio Ambiente. Pero gran parte de ese trabajo fue en balde: "En el monte Abantos, lo único que se ha plantado es dinero", explica un forestal. Según asociaciones ecologistas, la Administración autonómica "cometió el error de entrar con excavadoras al monte para limpiar la ceniza y arrasó con las semillas que habían quedado en el suelo, y esto ralentizó el crecimiento", apunta M.ª Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción.
"Deberían haber dejado que los pinos crecieran por sí solos, es un tipo de árbol que se regenera muy fácilmente", añade Harris. De hecho, las zonas de Abantos donde actuó la Comunidad tienen más calvas y los árboles crecen más débiles, mientras que aquellas que se dejaron en manos de la naturaleza están visiblemente más pobladas.

Figaró (Vallés oriental): bolas de fuego de un lado a otro

Pete Mateu, en El Figaró.
Casi veinte años hace del incendio del Figaró que arrasó gran parte de las montañas que circundan este municipio de la comarca del Vallés Oriental. En 1994, 76.000 hectáreas fueron afectadas en Cataluña, y los habitantes del Figaró tuvieron que vivirlo a puerta de casa. "El fuego llegó rápidamente de las montañas vecinas. Fue un caos total, había mucha desesperación", recuerda el regidor de medio ambiente, Pere Mateu.
La complejidad de aquel año (diferentes incendios consiguieron juntarse) hizo que los medios de extinción no pudieran llegar, mientras los vecinos veían como bolas de fuego cruzaban de un lado a otro de la montaña. La suerte hizo que por cambios meteorológicos no avanzara más. "Ahora está para quemarse otra vez, no se ha gestionado, y se ha regenerado incluso demasiado", se lamenta Mateu.
Mapa de los incendios en España.


La revolución de los tomates alegres en plena ciudad


Mujeres y hombres desarraigados huelen la tierra y escuchan la voz interior. Está asfixiada por el alboroto mecánico. Herida por las faraónicas aristas del culto al cemento. Como escuchar la llamada de la selva o el aullido de Colmillo Blanco, solo que esta vez es una lechuga quien brama... "La verdura es una excusa. Bajo un huertecito que parece recreativo, rascas y encuentras un trasfondo social", explica Pablo Llobera, educador medioambiental de 42 años y portavoz de la Red de Huertos Urbanos Comunitarios de Madrid. Plantarlos es un acto de apoderamiento, dicen. Es palpar nuestro origen en la tierra. Compartir la vida con otros. Volverse empático y soñarse autosuficiente. Lograr crecer en la tierra inculta y en los páramos del ladrillo. Ciudades huertos. Retorno al principio. El sueño de una polis sostenible.

Esta es la praxis de muchos de los que participan en los huertos urbanos que emergen en nuestras ciudades como una respuesta activa a un mundo en crisis. Plantan la filia, la raíz de la unión, para matar la acedía, la enredadera del tedio. Participan en una revolución silenciosa focalizada en un sencillo huerto. "Está en el inconsciente colectivo, en tiempos de crisis los humanos regresan a la tierra", añade Pablo. No se ha dado un fenómeno similar, por masivo, desde la II Guerra Mundial. Entonces los huertos urbanos europeos se convirtieron en la fuente de abastecimiento de una sociedad que no creía en el futuro.
Hoy las respuestas están en una mayor pre-ocupación ecológica, la reapropiación del espacio público, y en la búsqueda de una respuesta personal a la desorientación provocada por un déficit democrático. "Olemos un cambio de época. El individuo intuye que no tiene posibilidades de sobrevivir desarraigado. Es un regeneración basada en relaciones humanas y en generar redes de apoyo", explica Pablo.
Quieren propagar la unión neolítica para que todos sintamos el asombro del último recolector frente al primer hortícola. Usan terrenos abandonados surgidos de las cicatrices inmobiliarias. Son fuerzas con vocación vecinal y abiertos a cualquiera que quiera echar una mano. Unen generaciones, pues son los ancianos quienes conocen la tierra. "Los mayores son pozos de sabiduría", alega Pablo.
Representa una vía de escape para muchos parados y una escuela para los más pequeños. No aspiran a la soberanía alimentaria. Solo quieren ser conscientes del proceso vital. Decidir el espacio en el que vivir ante la desidia o imposibilidad económica de las administraciones.
Solo en Madrid hay unos 30 en situación alegal, siguiendo la estela de huertos como 'La Piluka', en el del barrio del Pilar, o'Esta es una plaza', en Lavapiés. Otros tantos se encuentran en Barcelona, con el decano Can Masdeu a la cabeza. Y han arraigado en Valencia, Sevilla y otras capitales. En ocasiones ganaron la batalla a la Administración mediante la cesión temporal de terrenos. Algunos han sido desmantelados. Pero los focos prosiguen, los organizan pirómanos inversos.
Tiene un paralelismo inesperado con el huerto del filósofo Epicuro, surgido en un cosmos helénico que vio derrumbarse el sueño globalizador de Alejandro Magno (323 a. C.). "Los griegos quedaron desorientados por la caída de la ciudad-Estado y por todos los cambios políticos", explica Montserrat Jufresa, catedrática en Filología Griega de la UB, y experta en Epicuro. "Los epicúreos buscaron alrededor del huerto de Atenas el remedio para encontrar la felicidad a pesar de toda la confusión creada por la destrucción de la comunidad política", añade.
Para los griegos el huerto era una excusa, y  lo mismo ocurre con los hortícolas modernos. Un lugar en el que organizar la hermandad y la chará (la alegría). Un espacio farmakon (medicina) en el que curar los males del espíritu. Estos males los identifican los hortícolas actuales con el individualismo, el consumismo, la avaricia y la desconexión con la tierra. Es un retorno a ser conscientes del proceso alimentario. Un grito ecologista en una etapa crítica. Pequeña ágora espiritual. Espacio en el que brotan viejas palabras que saben a nuevas: común, de todos, público, gratuito, democrático, nuestro... La huerta se ha convertido en símbolo universal.
Es una necesidad humana, con propuestas que van desde los huertos comunitarios a la hortaliza en el balcón, el huerto universitario o los creados en las azoteas de los edificios como los que propugna Food From Sky (Comida desde el cielo) en el Reino Unido. "Cultivar alimentos ecológicos y crear comunidad es un camino sostenible para nuestras ciudades. Necesitamos animar a la gente para que cultive su comida y repensar los modelos de distribución", explica Sarah McFadden, coordinadora de este proyecto.
En Argentina, el colectivo Articultores busca nuevos usos sociales en la huerta, e incluso organizan guerrillas con ataques de bombas de semillas que después crecen en los espacios públicos. En Nueva York y el Reino Unido, los movimientos de guerrilla gardening realizan acciones nocturnas creando huertos espontáneos en lugares insospechados.

Luchando contra la construcción

En España la tendencia es el huerto comunitario, relacionado con movimientos vecinales y sociales, y con el 15-M. "Antes todo esto eran huertas, y el boom inmobiliario se las llevó", explica Fermín Alegría, portavoz del huerto de Benimaclet, un barrio del extrarradio de Valencia . "Ahora son los abuelos los que quieren llevar a sus nietos para que aprendan algo, aunque sea simbólico, de la tierra", dice.
Tras 17 años de ver cómo no se construía en las más de 200.000 hectáreas previstas en un plan urbanístico, los vecinos decidieron actuar. Y plantaron su huerto. "Que apareciera en los solares un cadáver en una maleta ha sido la gota que colmó el vaso", cuenta Fermín. Los propietarios de la finca, el BBVA, derribaron el huerto y vallaron la zona. Así apareció el huerto vertical, que es el símbolo de su lucha, situado en las vallas que les impiden el acceso. "Queremos que se plante todo ecológico. Esto era un estercolero. Seguiremos regando con nuestra garrafas hasta que nos lo cedan, como se comprometió la Administración", dice Fermín.
Un caso similar es el del Hortet del Forat, en el barrio de la Ribera, en la ciudad vieja de Barcelona. Se trata de un pequeño oasis en una plaza, conocida como 'El agujero de la vergüenza', y que tras muchas luchas consiguió la cesión del terreno. Es entrañable por su tamaño y poderoso por la inspiración. En la zona estaba previsto la edificación de un parking. "Este era una barrio degradado e iniciamos esta lucha contra la especulación inmobiliaria", explica Paco Roldán, un parado de 54 años cuya situación hace que esté "más volcado".
En el año 2005, los vecinos saltaron las vallas de la empresa Procivesa y crearon su huerto, que fue destruido. Pero la Administración acabó por ceder. Desde entonces el huerto se autogestiona comunitariamente. "Hacemos asambleas mensuales en las que tratamos los temas en común", explica Paco.
Bea trabaja junto a su compañera, que va ataviada con unas gafas de pasta rojas y un gorro campero. Muestra orgullosa el huerto mientras riega. "Aquí tenemos las plantas aromáticas y medicinales. Allá las tomateras. El problema es que en verano es difícil trabajar al mediodía", espeta bajo un sol de justicia. Se transmiten los conocimientos unos a otros. Sus habitantes engloban un bancal en el que florecen niños, inmigrantes, universitarios, parados, jubilados...
Una mezcla que converge en el Hort del Xino, situado en el Raval de Barcelona, en una zona gris, densa en población y conflictos. Tras un muro, un espacio verde ocupado, en lo que era un solar olvidado –solaz de yonkis y hampas–, roba ahora la sonrisa de los vecinos. Los hortícolas fueron los que limpiaron el lugar de escombros y eliminaron la siembra de jeringuillas. Un gigantesco dinosaurio preside las paredes de los bloques contiguos.

"Máquinas generando oxígeno"

En la puerta, en otro grafiti, se lee: "Máquinas generando oxígeno". Dos niñas marroquíes corretean entre las coles mientras otros chavales intentan plantar unas fresas. El trajín de rocas y ladrillos, extraídos para adecentar la tierra, es frenético. "Es una tierra muy pobre", se lamenta un chico. Los niños sonríen, y uno pregunta cómo plantar la zanahoria. "No, al revés. Tiene que crecer hacia arriba", le advierte una joven que vive en un centro social okupado. A unos metros, un hombre de unos 50 años mira con una lupa el pulgón de una planta. Acto seguido se sienta en una vieja silla y se sumerge en un libro de hortalizas.
En la puerta dos abuelos sonríen. Lo observan como un espejismo. Alguien los invita a pasar. Dan tímidos pasos. Recuerdan con emoción su huerto de antaño. El compostero reúne a su alrededor un caos simpático. Hay más preguntas que respuestas. Un joven alemán indica cuál sería la mejor posición. "Hay que sellarlo para que no atraiga a los animales", dice con aire categórico. En la pared una chica rubia va culminando su grafiti. Muchos hablan de ecología y semillas. Intercambian agendas. Y se invitan a participar en las asambleas.
"Nosotras llegamos al huerto con mi hija porque no sabíamos donde poner una plantas", explica Inma Trabal, una bibliotecaria que se enamoró del huerto. "Pronto me di cuenta de que lo de menos eran los tomates, sino que esto tenía un sentido profundo. ¡Es que es correcto! Lo mires por donde lo mires, este espacio es sano, sostenible, une, enseña, los niños respiran, ¡es correcto!", alega.
Una unión también fertilizada por los habitantes del Huerto Ambulante de Montecarmelo, en Madrid. Un huerto que fue ocupado para poner sobre la palestra el hecho de que en esos solares no se construyera un ambulatorio desde hacía tiempo. "Genera vida, yo estaba metido en mi sofá, hastiado, quejándome y sin hacer nada. Estaba aletargado. Sintonizas de pronto con la tierra. Es una terapia. Queremos sacar a la gente de sus casas, compartir, debatir, conocernos. Es un camino", explica Vidal, un comercial de 43 años inspirado por el 15-M. A los pocos días de realizar la entrevista este huerto fue desmantelado por el Ayuntamiento.
Patro, director de la antigua escuela epicúrea en Atenas (70 d. C.), emitió sus quejas al notable romano Memmio, que había comprado el huerto de Epicuro. Le exigía que no cumpliese con su determinación de construir viviendas. La historia nos ha ocultado el final. Pero sí ha transmitido el secreto hortícola: las lechugas no son inocentes. Tampoco los tubérculos, o la menta. Todas las huertas urbanas esconden este secreto. Fertilizadas por cientos de espíritus. Unidos en una escuela, juntos por un pretexto.

Tu propio huerto en un pequeño balcón

Los huertos caseros, en balcones y terrazas, han empezado a formar parte del escenario urbano. "Para crear tu huerto no es necesario un gran gasto", explica Bertrán Escolà, que disfruta de su huerto reciclado en casa.
  • El recipiente. Con un cubo de plástico o unas cajas de fruta se puede crear el recinto. Es necesario hacer unos agujeros en la base, o en el caso de la caja poner una tela que filtre el agua. El recipiente debe ser opaco para que no se quemen las raíces.
  • La tierra. Después debes incluir tierra rica, o sustratos. Lo mejor es comprar la tierra en algún vivero, supermercado, floristería, bazar o en un garden.
  • La siembra. Al plantar las semillas, el proceso más sencillo es utilizar planteles o germinarlas en agua con la semilla dentro de algodón. Regar y esperar los efectos del sol.




La energía verde quiere ser azul


La energía verde quiere ser azul en España y apuesta por el primer parque eólico en el mar


Se han cansado de la tierra firme. Por eso viran hoy hacia el mar. Los molinos de viento, esos "gigantes con brazos de varias leguas" que avivaron la locura del Quijote cervantino, mudan de piel y de escenario en España. O al menos eso quieren sus promotores, que buscan ahora alcanzar las costas como nuevo modo de reinventar el sector.

Lo que está en juego es un tesoro muy valioso que por primera vez se siente desprotegido. España es el cuarto país del mundo –y el segundo de Europa– en potencia eólica instalada, y su industria, que creció en las últimas décadas a un ritmo vertiginoso, empezó a aterrizar el pasado año a causa de la reestructuración y la deslocalización de los fabricantes hacia otros países que, como China o la India, pisan con mucha fuerza. Los datos –que hablan del crecimiento más débil de la historia de la eólica en España– han disparado las alarmas del sector, que lanza estos días un SOS a las autoridades, a las que reclaman la recuperación de los incentivos y una normativa "más amistosa".

No se han quedado, sin embargo, de brazos cruzados. Y se inspiran ahora en el azul del mar para inventar otras fórmulas y repetir las experiencias de vecinos europeos como Dinamarca y el Reino Unido, donde la energía eólica marina (también conocida como offshore) es una realidad desde hace más de veinte años. Y es que el filón de los océanos es indiscutible. En ellos, además de no encontrar barreras, los vientos soplan a mayor velocidad que en tierray de un modo más constante y laminar, ya que la rugosidad del terreno es muy baja. Las ventajas tienen su traducción en datos.
De ellos se desprende que las instalaciones offshore prácticamente duplican en tiempo de producción a las terrestres –con entre 3.500 y 4.000 horas anuales frente a unas 2.100 en tierra–, un atractivo al que España suma otro más: el hecho de que la mayor parte de su territorio esté rodeado por agua. En estas circunstancias, no es de extrañar que el país esté ya muy cerca de lograr el aprovechamiento de los vientos oceánicos.
La primera propuesta con visos de lograrlo llega ahora de la mano de la Generalitat, concretamente del Instituto de Investigación de Energía de Catalunya (IREC), que tiene previsto instalar en los próximos meses el primer laboratorio de envergadura del mar Mediterráneo. Sobre el papel, el denominado proyecto Zéfir establece la instalación en una primera fase de cuatro aerogeneradores o turbinas eólicas de 20 megavatios (MW) en total en aguas poco profundas –de unos 35 metros– del norte del Delta del Ebro, y a unos tres kilómetros de su costa. La iniciativa crecerá en una segunda etapa, en la que se levantarán otros ocho aerogeneradores en aguas muy hondas –de unos 100 metros, y a unos 30 kilómetros del litoral– que deberán ir apoyados sobre estructuras flotantes.
Aunque la gestación del proyecto Zéfir deberá salvar antes al menos dos obstáculos. El primero pasa por desarrollar los anclajes adecuados para estos gigantes en las aguas profundísimas del Mediterráneo, cuyos suelos marinos son muy bajos y se hunden a solo unos pocos kilómetros de la costa, a diferencia de lo que ocurre en Mar del Norte o el Báltico, donde la plataforma es más elevada.
El segundo de los obstáculos atañe a las conciencias, ya que la iniciativa no es vista con buenos ojos por una parte importante de la sociedad de L'Ametlla , el municipio tarraconense en cuyo territorio se ha diseñado la plataforma y que mantiene estos días a vecinos, representantes políticos, asociaciones ecologistas y otros agentes en pie de guerra.

Una estampa discutida

L'Ametlla de Mar amaneció el pasado 26 de febrero con una protesta sonada. Más de 500 personas, entre vecinos, políticos, pescadores y algunos empresarios de la zona, se manifestaron en el Paseo Marítimo para "defender el mar y el paisaje" del municipio de una futurible «agresión sin precedentes».
La Coordinadora Antiparque Eólico –integrada por todos los colectivos detractores– salió a la calle para mostrar su rechazo hacia la primera estampa que, dicen, dibuja Zéfir: la de cuatro molinos de una altura superior a la Torre Agbar o la Sagrada Familia, que sobresaldrían del agua unos 190 metros y se instalarían a unos tres kilómetros de la costa, alineados en paralelo frente al paseo. Las dimensiones no parecen exageradas si se piensan en las de algunas de sus 8.000 piezas. Porque, aunque a lo lejos no lo parezca, solo las torres sobre las que se asientan las turbinas de estos mecanos pueden ser más altas que un edificio de 50 pisos. Y sus palas o aspas pueden llegar a medir tanto como 15 coches en fila india.
Otro botón de muestra de esta escala es la góndola –la caja que acoge el generador eléctrico, capaz de aumentar hasta 60 veces la velocidad de las aspas–, que puede ser tan grande como los míticos autobuses londinenses de dos plantas. A estas cifras se añade el hecho de que los fabricantes de aerogeneradores offshore estén evolucionando cada vez hacia tamaños mayores, con modelos actuales de una potencia del orden de los 5 MW –casi el doble de los instalados en tierra firme–, que podrían llegar a ser del rango de los 15-20 MW en 2020, si la industria cumple sus objetivos.

El pulso de los vecinos

Con estos datos, el impacto visual será evidente. No obstante, a juicio de los vecinos que denuncian este no será el único perjuicio: "El proyecto dañará el ecosistema de estas aguas casi vírgenes, además de la pesca y el turismo del municipio", señaló a 20 minutos la portavoz de la Coordinadora, Mayte Puell.
Junto a los habitantes de la localidad, el rechazo del Ayuntamiento es, además de unánime, manifiesto. A pesar de ser del mismo color que el Ejecutivo autonómico –que gobierna Convergència i Unió–, el Consistorio mantiene desde principios de año un pulso con la Generalitat, que quedó patente el pasado 16 de enero cuando todos los grupos políticos se opusieron en un pleno extraordinario: "Reprobamos un proyecto que quiere romper este territorio virgen a cambio de casi nada", dijo a 20 minutos el concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, Rubén Lallana.
La suerte está echada, sin embargo, para los promotores de Zéfir: "La Generalitat no va a desistir. Es un proyecto estratégico para convertir a Cataluña en el referente internacional de la energía eólica marina", señalaron a este periódico fuentes del Departamento de Empresa i Ocupació de la Generalitat que, aunque descartaron una posible marcha atrás, se comprometieron a ser "permeables" ante las demandas municipales.
Y es que la ocasión la pintan calva para los defensores de la iniciativa que, si no yerran en sus cálculos, esperan albergar antes de 2014 la primera fase de este laboratorio costero y desarrollar, ya en la segunda fase, el sistema flotante más adecuado para instalar molinos en aguas muy profundas. El siguiente paso pasará por aprovechar la experiencia recabada en Zéfir y en el resto Europa (donde 9 países albergan 45 parques marinos), para luego «sembrar el mar» de esta tecnología.
"En el peor sitio posible". Pero no todos los pronósticos son ni mucho menos tan felices. Las asociaciones ecologistas consultadas por este diario, aunque celebran el despegue de la eólica para hacer frente al monstruo del cambio climático, reprueban el emplazamiento de la plataforma tarraconense,  desatinado, dicen, dado el "incalculable valor medioambiental" del Parque Natural del Delta del Ebro y sus aledaños.
"El emplazamiento es un auténtico sinsentido... Está diseñado en uno de los espacios de mayor riqueza para la biodiversidad de España. Es como si instaláramos un campo de golf en el Museo del Prado", ejemplificó en declaraciones a 20 minutos el coordinador de Conservación de SEO/BirdLife, Juan Carlos Atienza.
Igual de tajante se mostró su colega, el coordinador del Programa Marino de SEO, Pep Arcos, para el que "Zéfir se ha colocado en el peor sitio posible, justo en la corona de la biodiversidad española, en la que se nutre la totalidad de la población mundial de especies amenazadas como la pardela Balear o la gaviota de Audouin, que podrían ver quebrado su ecosistema", zanjó.
Desde la asociación conservacionista Oceana, el director de Investigación y Proyectos, Ricardo Aguilar, aunque dijo que la ubicación de esta plataforma en concreto "no es la más coherente", reconoció que el impacto para los fondos será "muy limitado". Según sus datos, las instalaciones offshore solo plantean perturbaciones leves a las especies marinas en la fase de construcción, un "mal menor", a su juicio, frente a la amenaza que supone el calentamiento global. "Tenemos que tomar medidas para salvar la vida del planeta, gravemente enfermo", apostilló Aguilar.

España, 'isla energética'

Más allá de la polémica de este emplazamiento, todas las asociaciones consultadas insisten en la bonanza que la eólica –la tercera fuente de generación eléctrica en España, tras el gas y la nuclear– supone para la salud del planeta, con una producción con un impacto ambiental 21 veces menor que el petróleo, y 10 y 5 veces menor que la nuclear y el gas, respectivamente.
Desde la Asociación Empresarial Eólica argumentan que además de calmar las dolencias de la Tierra –evitó lanzar 22 millones de toneladas de CO2 en 2011–, la energía de los vientos constituye una "fuente inagotable de riqueza", con más de 30.000 empleados y con cifras de exportación que superan los 2.000 millones de euros anuales.
Con estos datos, el mensaje del sector es claro: urge rediseñar el régimen económico y desbloquear la moratoria de incentivos a las nuevas instalaciones renovables anunciada por el Ejecutivo. De otro modo, la caída de la industria del que podría ser el petróleo del país "se precipitará y España agravará su situación de isla energética [con una importación del 80% de la energía consumida]", señalaron estas fuentes. El Gobierno, sin embargo, confía en que el cese de las ayudas no afecte a la industria, una fe que basan, aseguran a 20 minutos fuentes ministeriales, en el "colchón" que las renovables han alcanzado en los últimos años. El margen es tan amplio como para que –apuntan– estas medidas no perjudiquen «lo más mínimo los compromisos con la UE". Mantener la calma parece ser la premisa

EL USO LÚDICO DE LA "MARÍA"


Es reconocido su poder como vieja conspiradora de los paraísos artificiales. Reina del Índico, hacedora de apetitos y nubes mentales, creadora de la euforia, deformadora del espacio y el tiempo, tejedora de ansiedades y, en ocasiones, puerta de embarque a los trastornos psiquiátricos. Vasodilatadora. Analgésica. Olvidadiza. Inspiradora. Excitante o alucinógena. O, sencillamente, marihuana.


Tiene las propiedades de un árbol edénico, ya que en ella se conjugan, como en ninguna otra planta, la alquímica potencia del bien y del mal. Humo, hálito, infusión, embriaguez, hilaridad... Sensual declive de la voluntad. Hábito e indolencia... Un caso único en la botánica por el amor y rechazo que despliega.
La reciente despenalización de su consumo recreativo en los estados de Washington y Colorado (EE UU) y el proyecto deUruguay de legalización integral bajo monopolio del Estado, previsto para 2013, solo le han devuelto su facultad para fragmentar el consenso social. Aunque en este último país, el presidente Mújica ha anunciado un freno en los tiempos de tramitación del proyecto de ley que estudia el parlamento tras conocerse una encuesta en la que el 64% de los uruguayos se mostraban contrarios a la legalización. Mújica pretende ganar tiempo para explicar a los ciudadanos lo que se pretende con la legalización del cannabis: que el estado recaude con los impuestos y luchar contra el narcotráfico.
Sus efectos están descritos desde la arcana medicina china, hace 50 siglos. Presente en los cinco continentes, los primeros humanos que cruzaron el estrecho de Bering rumbo a América pudieron haber transportado la semilla, vinculada a ritos chamánicos y originaria del Himalaya. Otros historiadores acusan a Colón de ser el primero, pues el cáñamo, además de alimento, era el origen textil de las velas y cuerdas, y los conquistares debían asegurarse el repuesto.
Su resina fue el ungüento que otorgaba valentía a las sectas de kamikazes de los hashashin, en el Irán de la Edad Media (el término 'asesino' se cree que deriva de este vocablo árabe y que significa 'los que consumen el hachís'). Objeto de culto de los poetas franceses del XIX o pretexto para guerras imperiales europeas, la declaración de independencia de Estados Unidos acabó escrita en papel de cáñamo. Fue la mota (como se la conoce en México) de negros jazzistas y de mexicanos. Símbolo de la paz hippie o pingüe negocio para los brutales cárteles de la droga.

"Ha acompañado la epopeya del nuevo mundo. Merece más respeto y conocimiento", ha dicho recientemente el presidente de Uruguay, José Mújica, firme defensor de la legalización, y que a sus 77 años afirma no haber fumado nunca un porro.
Incluso en la estatua de Colón de Barcelona hay quien ve esculpido su símbolo, como si la hierba por antonomasia, capaz de apropiarse del sustantivo que define a todas las hierbas, reclamara la cualidad colonizadora propia de hombres y ratas.
"El consumo del cannabis se prohíbe a partir de la eclosión de su consumo recreativo en los años 30 en Europa y los Estados Unidos, pero no por su toxicidad, ya que tiene menos efectos tóxicos que el alcohol, y su dependencia es suave; hay que entender su prohibición en un contexto político y comercial, la guerra de los magnates del tabaco y alcohol, y que estaba asociada a clases pobres o de otras razas", explica Manuel Guzmán, catedrático en Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid, y uno de los investigadores con más prestigio sobre el uso terapéutico de la composición química del cannabis a partir de la sustancia conocida como tetrahidrocannabinol (THC). Sus investigaciones se centran en que nuestro cerebro produce una química muy parecida al THC llamada endocannabinoides.
El debate, lejos de estar cerrado, aumenta bajo el renovado impulso de la población. Incluso en el Plan Nacional de Drogas español, que considera un error su regularización y acusa al "mercantilismo de determinados lobbies", admiten que éste tenía que eclosionar. Como si el tiempo hubiera propiciado un estallido al modo de la irrefrenable hilaridad de la droga, con un torbellino de datos, estudios, lemas, argumentos, intereses y miedos.
"Parece que el mundo siente un fuerte apetito por el cannabis", concluye un informe del Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías. "Lo que está cambiando es que la opinión pública es más tolerante con esta sustancia y va por delante de la legislación", añade Guzmán
Dos estados de los EE UU ya han aprobado  por mayoría (55%) el referéndum de legalización para uso recreativo (el uso medicinal y bajo receta es legal en 17 de ellos), por lo que para 2014 debería permitirse la producción, distribución y venta en Washington y Colorado, una normativa que será de difícil aplicación ya que choca con la legislación federal, que continúa considerando el cannabis una sustancia ilícita y peligrosa, al mismo nivel que el LSD o la heroína. "Ninguna legislación estatal puede oponerse a una ley federal", se ha apresurado a decir el Departamento de Justicia. Lo que no ha impedido una marea política en Latinoamérica, especialmente en México, uno de los principales socios de EE UU en la lucha contra las drogas, y el que se cobra más víctimas; ríos de sangre son financiados con los beneficios de la cocaína y la marihuana.
"Representa un cambio de paradigma", ha dicho el ex presidente mexicano Felipe Calderón. Incluso la ONU ha recordado a EE UU que debe cumplir los acuerdos internacionales. "El cannabis es una sustancia que puede tener duros efectos en la salud y se emplaza a los gobiernos a un firme control sobre esta sustancia", concluyó la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961.
Por el momento en esos dos estados la democracia directa ya ha convertido en legal la tenencia de 28 gramos para los mayores de 21 años, y el cultivo privado de seis plantas. "Un hito histórico", a juicio de los abolicionistas.
La consumen para abstraerse, flotar, enturbiarse o iluminarse, relajarse, relacionarse o aislarse, el humano aspirando a la dicotomía, el placer y la turbación. Es el hombre al cubo, según lo definía el poeta Baudelaire. La marihuana crece en las complejas decisiones de la conciencia en esa fangosa búsqueda de la felicidad. Y décadas de prohibición no parecen haber mitigado su poder de atracción. La ONU calcula que es consumida por el 5% de la población mundial, entre 116 y 220 millones, datos que reconocen difíciles de estimar, especialmente por el creciente fenómeno del autocultivo privado, cuyo mercado derivado genera millonarios beneficios en la UE en cuanto a abastecimiento de logística y semillas. Su consumo no tiene parangón con el de cualquier otra droga ilícita, siendo Oceanía y Norteamérica las áreas con mayor influencia.
Holanda es el único país que permite legalmente su venta a pequeña escala, una legislación que no ha acabado de satisfacer a nadie, especialmente por el fenómeno del turismo cannábico. El tráfico sigue siendo ilegal en ese país, lo que crea un sistema de doble filo entre lo vendido y el lugar de donde procede. Mercado negro y legalidad mantienen una paradójica relación.
En el debate global se intercambia el fuego cruzado de los derechos civiles, el peligro para la salud pública, el uso medicinal, en lo que ha venido a llamarse consumo compasivo, y hasta toca lo religioso como en el caso de los rastafaris (rito que provenía de la antigua iglesia etíope que incluyó el cannabis como sacramento).
"La legalización implicaría un mayor consumo asociado, sabemos que las drogas más consumidas por la población son las legales. Están constatados sus peligros, como demuestra que es la primera causa de ingreso en urgencias por brote psicótico entre los jóvenes", explicaFrancisco de Asís Babín, delegado del Plan Nacional de Drogas. "No es momento de bajar la guardia. En los últimos seis años hemos reducido su consumo y aumentado la percepción de riesgo", añade.

España, a la cabeza en consumo

España tiene uno de los mayores consumos de la UE, solo por debajo de Italia y República Checa. Alrededor de un 10,6% de la población toma cannabis, y el 32% afirma haberlo probado, según el Observatorio Europeo de las Drogas. Entre los jóvenes (23%) solo nos situamos por debajo de Canadá. Es además el terreno de una singular experimentación que llama la atención internacional. En algunos sectores lo denominan "el modelo español". Tam, tam. Señales de humo en el frente de España.
El proyecto de Rasquera, por el que el alcalde de este municipio catalán planteó en referéndum un plan anticrisis mediante el cultivo masivo de marihuana, destapó un movimiento civil que ha decidido plantar batalla con una alternativa inusitada y arriesgada, cimentada en los límites de lo legal.
Se trata de los clubes sociales de cannabis. Son asociaciones de autoconsumo que se amparan en la jurisprudencia del Tribunal Supremo y en los huecos de una legislación que penaliza el tráfico pero no el consumo privado y colectivo. Siguen la estela de asociaciones pioneras como la Ramón Santos para Estudios sobre el Cannabis, que ya en 1994 decidió forzar el debate político al indicarles a las autoridades dónde se hallaba su primer cultivo colectivo. En aquella ocasión fueron condenados en firme por el Supremo.
Se da la circunstancia de que en España hasta tres generaciones (los nacidos entre 1945 y 1999) son consumidores regulares de cannabis, un estrato de la sociedad que no distingue clases sociales, estudios u ocupación, según un informe de Proyecto Hombre. Es el cultivo del que se nutren estos clubes, de los que estima laFederación de Asociaciones Cannábicas (FAC) que podría haber centenares activos, especialmente en Cataluña (alrededor de 200) y en Euskadi (medio centenar). Hay asociaciones que tienen inscritos miles de socios, lo que no ha impedido que hayan aparecido algunas con aspiraciones más mercantilistas que sociales.
La FAC está asesorando al Gobierno de Uruguay en un sistema de implantación de estos clubes en el país y participa en numerosos encuentros internacionales. Su modelo se está extendiendo en los países europeos con una legislación análoga, como Bélgica o Alemania, y ya ha sido aprobada su regularización por unanimidad en el Parlamento Vasco y está en consultas en el catalán.
"Es un fenómeno social. Soy optimista. Vamos a favor de la historia, ganando en la lucha de ideas", asegura el portavoz de la FAC, Martín Barriuso, que defiende un modelo exclusivamente social del consumo del cannabis. Este histórico antiprohibicionista ya ha sido imputado cuatro veces, pero los jueces suelen archivar las causas abiertas contra estos clubes. "Solo queremos seguridad jurídica, luz y taquígrafos", explica.
Se trata de asociaciones que abogan por una regulación negociada con la Administración, con garantías legales y fiscales, sin ánimo de lucro, y reduciendo los riesgos asociados al consumo en el mercado negro. Saben que no es una sustancia inocua, por lo que piden una normativa que garantice su uso controlado, lo que a su juicio impediría que los menores se abastecieran tan fácilmente en el mercado negro.
Se amparan ideológicamente en la Coalición Europea para Políticas de Drogas Justas y Eficaces, que afirma que la prohibición de las drogas ha causado más daños que soluciones.Su modelo se basa en un circuito cerrado de socios, adultos que ya eran previamente consumidores y que unen esfuerzos para disponer de los cultivos.
En la Asociación Cannábica La Maca, situada en el barrio de Sants de Barcelona, la mañana del lunes atrae a un irregular devenir de socios, ya que cuenta con 630. Algunos preparan sus porros, otros se abastecen para su consumo semanal. Un pequeño mostrador y las bolsitas de marihuana; lo ilícito adquiere aquí cuerpo de normalidad, y los socios celebran poder acceder a una sustancia no adulterada y alejada de ambientes que no consideran propios.
"Me niego a pensar que nosotros y las administraciones juguemos en bandos distintos. Este es un cambio importante para la sociedad, y por ello en esta transición nadie debe ganar dinero», alega su presidente, José Afuera, quien es consciente de que este va ser un proceso largo y delicado y pide "paciencia".
Según datos de la propia FAC, "estimados a la  baja", la UE podría ganar más de 8.400 millones de euros anuales mediante la fiscalización. Otros estudios afirman que el estado español podría obtener 177 millones. Reclaman un compromiso de los actores sociales y políticos para arrancarle este negocio a los narcotraficantes y resarcir lo que consideran una injusticia histórica.
Unos narcotraficantes que se nutren, en el mercado europeo, del Rif marroquí. En Assilah, un pequeño pueblo amazigh (bereber) enclavado en las montañas prohibidas de Ketama, las plantaciones se multiplican fraguando libertinos oleajes de aromas eléctricos. Ancianas cubiertas por coloridos pañuelos cargan enormes fardos de marihuana en su espalda. El silencio y el control oscurecen el valle con la sombra de las mafias. "La presión es grande, y el dinero de esto se lo llevan otros", alega Amin, un joven agricultor. "Por qué debemos pagarlo.Ser ketamíe es el estigma del hachís. No nos dejan hacer otra cosa", alega con los ojos ensangrentados mientras da una calada a un canuto del potente hachís que ha fabricado con sus curtidas manos.
La planta que colonizó la guerra, el léxico, el arte, el comercio, y la paz, quiere colonizar las leyes. Obcecada en plantearnos las misma dudas que Baudelaire propuso en Los paraísos artificiales hace más de un siglo: "¿Qué se siente? ¿Qué se ve? Cosas maravillosas, ¿no es cierto? ¿Espectáculos extraordinarios? ¿Es muy bonito? ¿Y muy terrible? ¿Y muy peligroso?".

Marruecos y Afganistán, los productores

Los principales países exportadores de cannabis son Marruecos y Afganistán. Producen el hachís del que se abastece toda Europa, una sustancia extraída de la resina de los cogollos de la planta. Según los datos que baraja la ONU, Marruecos podría ser el país con más hectáreas cultivadas, con 47.400, seguido de Afganistán (24.000) y México (16.500, estimaciones de EE UU que el gobierno mexicano niega). Desde 2010 parece que Afganistán se está convirtiendo en el mayor exportador, ya que extrae una mayor cantidad de resina de sus cultivos, y goza de una tasa de crecimiento superior.
El cultivo del cannabis ya ha llegado a ser más rentable que el de la adormidera de la que se extrae el opio. Los agricultores podrían sacar 9.000 euros anuales, cifra superior a lo que obtenían con la adormidera (4.000 euros). En Europa es Ucrania el que podría tener más plantaciones, con 900 hectáreas. La producción de hachís se concentra en el Norte de África, Cercano y Medio Oriente, y Asia del Sudoeste. El resto es territorio de la hierba. El mercado negro mueve billones de dólares anuales, y los españoles podríamos gastarnos unos 1.163 millones de euros, según algunos informes.

Aurora Soxoca (paciente): "Es una vergüenza que se nos persiga"

La aplicación medicinal del cannabis se remonta a tiempos remotos, pero en los últimos años la ciencia ha redescubierto su gran versatilidad en el tratamiento paliativo de enfermedades como el cáncer, VHI, artritis, fibromialgia, párkinson o asma, entre otras, y se están patentando fármacos como el Sativex.
Aurora Soxoca, de 42 años, sufre dolor crónico desde los 9, por la tensión que le produce una esclerosis. Tras años a base de diazepam o, incluso, morfina, que la dejaban "como una zombi", quiso buscar métodos alternativos naturales. Y llegó a la marihuana: "Es mi medicamento. Me ayuda con el dolor, y me ha devuelto la vida". Al principio tenía que conseguirla en el mercado negro, "¿pero qué hacía yo en esos ambientes?", se pregunta esta funcionaria.
Gracias a los clubes cannábicos (como La Maca) ha conseguido asesoramiento médico y lugar en el que disponer del cannabis para fumarlo. "Nadie puede tener el peso moral de decirme que no puedo consumirlo tras 30 años ininterrumpidos sufriendo. Es una vergüenza que se nos persiga", alega.  Gracias al cannabis ha recuperado una vida relativamente normal. "Ahora hago deporte, ejercicios de relajación... El paciente debería estar por encima de las drogas, porque todo medicamento es una droga", sentencia.






♻️ Acto "Devolver el casco 2.0" sobre el sistema de depósito, devolución...

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