A la crisis
financiera y económica se le ha unido una gravísima crisis energética y
ecológica que, como las anteriores, no es sino una expresión más de las
insostenibilidad de nuestro modo de vida y del modelo social y productivo en el
que descansa.
En cierta medida,
podríamos decir que la sobreproducción de capacidades productivas, de
mercancías, es el equivalente en el ámbito de la actividad económica de la
sobreproducción de residuos y del despilfarro de recursos que se da en la
gestión de nuestro medio natural.
Por eso es inevitable
que ambas crisis vayan de la mano y que los efectos de una incidan
necesariamente sobre la otra.
Con la excusa de la
crisis y del mantenimiento del empleo es posible que las empresas consigan de
los gobiernos de todo ámbito, (locales, regionales y estatales), que se rebajen
los límites, los estándares de emisión, de contaminación o de daño ambiental.
De hecho, muy a
menudo los gobiernos actúan durante la recesión en materia de medio
ambiente de igual modo que con la igualdad: considerándolouna especie de lujo
que en épocas de crisis hay que dejar de lado. Sin ser
conscientes de que el mantenimiento del equilibrio ambiental debe ser una
precondición y no solo un añadido elegante para cuando las cosas van bien;
no un coste, sino una necesaria inversión de la que depende el futuro del
planeta.
En la actualidad
apuestas más decididas, aprovechando el marco de la crisis, por la
energía nuclear, las ayudas a los sectores tradicionales más contaminantes y
dilapidadores, el retraso de las leyes y normas que podrían impulsar la
transformación, de un evidente refortalecimiento de las empresas más
contaminantes a la hora de imponer sus preferencias (entre otras cosas
gracias a que la disminución de la actividad ha abaratado los costes de
contaminar y eso les permite hacerlo más cómodamente incluso haciendo
frente a las infracciones) o el fracaso continuado de las reuniones
internacionales que, a pesar de las grandes palabras, no se cierran con acuerdos
efectivos en la línea de avanzar hacia un nuevo modelo productivo.
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