viernes, 23 de agosto de 2019

LIMPIEZA, PROTECCIÓN Y PUESTA EN VALOR DE NUESTROS NEVEROS

Una de las mentes más inquietas de Peñaranda de Duero, Jose Luis Abad, que vuelve a su pueblo cada año, me ha enseñado uno de los elementos de nuestro Patrimonio más olvidados y abandonados. Me refiero a los NEVEROS, unos extraños agujeros en diversos lugares, algunos con muros revestidos de piedra. 

Desconocía su utilidad, parecían vertederos ilegales (y lo eran, pero sólo en su contenido), y el conocimiento de estas infraestructuras me lleva a informarme sobre un mundo nuevo para mí, el de la nieve y su entorno que había gozado de gran popularidad durante los siglos XVII, XVIII y XIX principalmente, hasta el nacimiento de la moderna industria frigorífica. Como hemos indicado, en la actualidad está en el olvido.

Este agosto de 2019 vamos a trabajar en el asunto de los neveros de Peñaranda, buscando su limpieza y puesta e valor. Es un primer momento, vamos a elaborar un Catálogo de estas construcciones en nuestro pueblo y creemos que, esta estrada al blog sirve para darlo a conocer.

Vamos a poner especial interés en la localización y descripción de los ejemplares y en todo lo concerniente al comercio de la nieve y el hielo en los diversos municipios.

Jose Luis, el líder de esta iniciativa, ha tenido que sobreponerse a la dificultad de encontrar personas que hayan trabajado, o siquiera conocido, esta actividad, tanto en el llenado como en el transporte y su posterior venta. 

Los más mayores de Peñaranda no tienen información de primera mano. Nuestro ancian@s suelen contestar que "....cuando eran niños haber oído a su padre, que su abuelo trabajo en el nevero". A lo sumo nuestros interlocutores participaron directamente en la destrucción de las construcciones, que al irse arruinando con el tiempo eran un peligro para el ganado. Alguno también ha servido como pira incendiaria para la quema de ganado muerto y la mayoría, como escombrera de materiales de demolición/construcción o simplemente para servir de vertederos ilegales.

Por lo encontrado hasta ahora, se puede deducir que los neveros dejaron de utilizarse a fines del XIX y a comienzos del presente siglo.

Una vez hecha esta introducción vamos a presentar la información disponible:

¿Qué es un nevero?
Dentro de la arquitectura popular, los pozos neveros son unas construcciones de tipología diversa dentro de las limitaciones que requieren estas edificaciones dedicadas exclusivamente al almacenamiento, conservación y venta del hielo.

Por sus características las podemos dividir en naturales y artificiales. Las primeras consisten en el aprovechamiento de una sima o cueva en terreno calcáreo generalmente. La labor humana se limitaba en ocasiones al acondicionamiento de una chabola en sus aledaños.

Suelen estar situadas donde pudieran tener garantizado la materia prima y buena parte de su llenado de forma natural, y que su conservación fuera excelente durante gran parte del año. El principal inconveniente, en aquellos tiempos, es la distancia a los lugares de abastecimiento y los deficientes caminos de acceso. También se aprovechaba la nieve de los ventisqueros y dolinas situados en las laderas norte de los montes, donde se acumulaba la nieve y se conservaba bastante tiempo. Un ejemplo caro de este tipo es el nevero situado en la cara norte de la elevación del castillo que, en la actualidad se encuentra relleno de escombros de demolición.


Pero el que en peor situación se encuentra es el situado frente a la fuente de Valdepisón. Además de los escombros vertidos durante años, en la actualidad está repleto de restos industriales como frigoríficos, lavadoras, calderas de agua, enseres domésticos, etc...



Urge solucionar este problema, que amplia el deterioro patrimonial para llegar a ser un problema de salud pública.

Las neveras artificiales se encuentran a lo largo de toda nuestra geografía tanto en los montes como en el interior de nuestras poblaciones. Son construcciones más elaboradas que constan de dos partes diferenciadas, el pozo y la cubierta.

El pozo consiste en una oquedad excavada en un declive terroso revestido casi siempre por paredes de piedra en mampostería. Dispone como requisito indispensable de un fondo permeable o en su defecto de un suelo levemente inclinado hacia un desagüe con una alcantarilla para el escurrido del agua derretida del hielo almacenado, con objeto de una correcta conservación del resto. 

El nevero situado un poco más al norte de la ladera del castillo tiene, claramente, las paredes talladas en la roca o (a falta de estudiar y detallarlo) grupos de piedras situadas a modo de pared de mampostería rocosa.



Los pozos encontrados en Peñaranda de Duero, por la forma de su planta son en su mayoría ovalados o circulares. Las piedras de los muros por lo general son de caliza o arenisca, en ocasiones están labradas y son de todos los tamaños. Asimismo, aparentemente, hay pozos sin revestimiento en las paredes, aprovechando en buena parte la roca natural.

Creemos que las construcciones de que cubrían los neveros no presentaban un aspecto definido vistas desde el exterior. Las cubiertas podrían disponer de huecos o ventanas a nivel del suelo exterior para facilitar la introducción y extracción de la nieve. También hemos encontrado datos de neveros de nuestro entorno que se llenaban desde lo alto de una bóveda donde tenían una abertura circular, que una vez concluida la labor de encerrar el hielo se tapaba mediante grandes losas superpuestas.

Junto a la puerta podría haber instalada una argolla para colocar la polea y facilitar la subida del hielo. Bajo las techumbres y en las casetas anexas se guardaban los útiles para la recolección de la nieve, como son las palas, los pisones, los rastrillos, los picos, las angarillas, la escalera de mano, la polea de madera, el torno, las cadenas o sogas. a lo largo del año se almacenaba en su interior, el helecho, la paja, la cascarilla de trigo y centeno, las zarzas, las hojas de pino, la cascarilla de arroz en otros lugares, que posteriormente eran usados como aislante y separador de las capas de hielo que se formaban dentro del silo.

Utilización de la nieve.
Se empleaba con fines terapéuticos y culinarios. Usándose contra las fiebres, para rebajar las inflamaciones en las fracturas, para cortar las hemorragias, y mezclando el agua de nieve con unas gotas de aceite para las quemaduras. En la cocina se utilizaba para conservar los alimentos, refrescar las bebidas y hacer helados.

En la actualidad estas edificaciones o sus ruinas es lo que nos queda de una industria desaparecida no hace mucho de nuestras montañas y que nos resulta ahora distante. Si no hacemos ahora algo por recuperar dichas construcciones se perderán irremediablemente.

Desde Campiña Verde vamos a iniciar un proyecto de intervención buscando la colaboración de las administraciones con competencias en estos temas tanto locales, como provinciales y autonómicas. Lo haremos como siempre, formando un grupo de voluntarios que deseen vivir en un entorno ambiental limpio y sostenible.

Nos ponemos manos a la obra





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