El árbol Morus alba, más conocido como Morera, es perteneciente a la familia de las Moráceas.
La poda de la Morera puede ser realizada tanto en pleno crecimiento como una vez perdida sus hojas durante el periodo de invernación. En el primer caso, se realiza entre los meses de abril y agosto y su objetivo es el ir eliminando aquellas ramas que crecen con una dirección o lugar inadecuado. Se puede decir que es una ‘poda de mantenimiento‘.
‘La verdadera poda‘, se realiza durante el invierno, entre los meses de diciembre y febrero, cuando la Morera se encuentra invernando. Lo ideal es hacerlo cuando ya ha perdido todas sus hojas, síntoma de que ha ‘recogido’ de ellas todos los elementos válidos y los ha incorporado como ‘reservas’ en el interior de sus ramas y troncos.
La poda de la Morera puede realizarse con tijeras para las ramas finas y con sierras de mano o motosierras para las más gruesas. En todos los casos deben de realizarse cortes limpios evitando el desgarro de las zonas de corte.
La poda de la Morera genera, según la edad y el vigor del árbol, muchas ramas. Su madera joven no es muy apta para leña y el tirarla al vertedero suele estar prohibido ya que crea falsos suelos. Si se tiene un triturador de ramas potente, puede generar en cambio un buen compost en poco tiempo.
Desde Campiña Verde no creemos que esta poda que se está realizando en estos momento sea la más adecuada pues, tras el invierno, los árboles necesitan de sus hojas para recuperar los niveles válidos para su subsistencia.
Como curiosidad, recordemos que sobre esta planta puede vivir de forma protegida por el hombre el insecto Bombyx mori, el popular gusano de seda, realmente oruga, que perteneciente a la familia Bombycidae y originario del norte de Asia. El gusano de seda es considerado el animal que más come del reino animal con respecto a su tamaño y tiempo de vida.
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