El diagnóstico de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sobre el impacto del cambio climático en la agricultura no es nada halagüeño.
Las actitudes de un pequeño grupo del sector relacionado con la agricultura en municipios como el nuestro, con un pensamiento egoista, insostenible y que busca apropiarse de los recursos de tod@s para su beneficio sin mirar hacia el futuro, parecen que están en camino de extinguirse, aunque todavía hacen ruido.
Como consecuencia del calentamiento global, las sequías y las inundaciones, hay datos que dicen que la disponibilidad de tierra apta para cultivar y el agua serán recursos cada vez más escasos y de menor calidad, y señala que esta nueva realidad afectará a los rendimientos de los cultivos. Además el uso de tierras de cultivo para la alimentación de la ganadería intensiva en detrimento de la extensiva y del propósito de tierras para tod@s, lleva a un mayor deterioro ambiental. También se advierte el aumento de las plagas y enfermedades en plantas que pondrán en riesgo la seguridad alimentaria en las zonas afectadas.
Ante este panorama, y todavía con camino por recorrer, el concepto de agricultura climáticamente inteligente empieza a abrirse paso en el resto de personas que viven de la agricultura y no sólo de las subvenciones que reciben, y todo ello, para facilitar la transición a una agricultura y unos sistemas alimentarios más eficientes y respetuosos con el clima.
Existen proyectos de agricultura sin labranza, la agricultura regenerativa, la agricultura e irrigación de precisión, o en la utilización de residuos ganaderos para generar energía en lugar de hacer vertidos en tierras cada vez más contaminadas con nitratos, que tienen un bajo contenido en materia seca. Los purines están formados por diversos componentes contaminantes o perjudiciales para el medio ambiente, principalmente un exceso importante de nitrato (NO3-) y de fosfato (PO43-), entre otros.
Sin embargo, debido a las severas legislaciones implantadas en algunos países europeos y a la ligereza y banalización del medio ambiente de la legislación española, la implantación repentina de la ganadería intensiva ha significado graves contaminaciones atmosféricas, de suelos y de aguas en las zonas colindantes a las granjas.
Uno de los desafíos es cerrar la brecha tecnológica acercando las nuevas tecnologías como drones, sensores o la irrigación inteligente a los pequeños productores, auténtica columna vertebral de la industria y que son a los que será necesario llegar para tener un mayor impacto positivo. También hay que combatir la proliferación de macrogranjas y acabar con el discurso de reaccionarios que viven de las ayudas como la PAC.
Mitigar y adaptarse al cambio climático no siempre será fácil. Algunos de sus impactos se pueden predecir. Otros todavía no. En opinión de los expertos, la agricultura debería empezar por reducir su huella ecológica corrigiendo algunos de sus sistemas de producción alimentaria causantes de la deforestación, de la pérdida de biodiversidad, del incremento de la emisión de gases de efecto invernadero, del desperdicio de alimentos o del uso irracional del agua.
Algunas de las actuaciones en la línea de adaptar la agricultura a un entorno laboral familiar y eliminar el sistema intensivo, está en una red de productores agropecuarios que emplean una técnica de cultivo sin arados ni labranzas previas, respetando la cobertura de cultivos anteriores, incluidos los rastrojos. El sistema permite producir sin degradar el suelo.
Al mover la tierra con labranza se destruye mucha microbiología y aumenta el combustible de origen fósil, por tanto las emisiones GEI. La siembra directa mantiene los suelos sanos y fértiles, y permite un uso más eficiente del agua. La siembra directa se ha mostrado efectiva como modelo de producción que amortigua las temperaturas extremas, aumenta el secuestro de carbono en el suelo y logra una gran productividad.
REFORESTACIÓN
Se pueden promover las prácticas regenerativas y sostenibles como la plantación de pinos para producir resina implicando a las comunidades rurales, mayoritariamente en su gestión. Esta puede ser una buena oportunidad para la renovación generacional en el mundo rural antes de que el término "España Vaciada" sea una sentencia firme.
La propuesta para reactivar la producción sostenible de resina de pino reforestando bosques nativos en tierras degradadas que sufrieron la tala de madera indiscriminada tiempo atrás es firme. La resina tiene cientos de aplicaciones industriales, entre ellas adhesivos, pegamentos o tintas. Recientemente el gobierno central advirtió de la necesidad de reforestar nuestro entorno. En una operación destinada a ello se pueden alcanzar las 12.000 hectáreas, lo que significaría poder absorber seis millones de toneladas de dióxido de carbono.
Aportar soluciones al cambio climático de diferentes maneras. La resina de pino es un producto verde que sustituye a otros derivados del petróleo que sí generan gases de efecto invernadero. Tenemos que reforestar paisajes degradados secuestrando carbono y fomentar la conservación de suelos y las fuentes de agua. Devolver los bosques a su estado natural pero con un concepto de plantaciones agroforestales comerciales es incluso mejor que dejarlos extinguir.
Volviendo a las posibilidades de futuro si se rompe con la ambición caciquil de algun@s elementos, trabajamos con especies de arbolado, agroquímicos de bajo impacto, usando sistemas informáticos forestales con sensores remotos, imágenes satelitales para analizar suelos, introducir el uso del dron para monitorear los árboles y detectar plagas, y medir las lluvias, puede poner en marcha decenas de nuevas granjas familiares, que adoptarían prácticas agrícolas climáticamente inteligentes y generar nuevos empleos.
Agricultura inteligente
El agricultor debe transitar necesariamente hacia una transformación digital y el primer paso es tener datos generados por sensores, por imágenes espectrales, por un dron. El carca que acude sin leer las ordenanzas a una reunión, para reventar formas de actuación consensuadas porque ve que su caciquil visión peligra, debe ser marginado en la sostenibilidad de nuestro entorno como ya lo fue en el político.
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