domingo, 9 de junio de 2019

La Europa verde

La noche del 26 de Mayo fue de alegría para todos aquellos que creen en el proyecto común europeo, los conocidos como “europeístas”, ante unos resultados que posibilitan la conformación de un parlamento europeo cuyas mayorías no están condicionadas por el grupo de los euroescépticos y eurófobos.


A pesar del empuje relativo de los partidos eurófobos y de ultra derecha, especialmente en Reino Unido con el ‘brexiter’ Nigel Farage, en Hungría con Viktor Orban, en Francia con Marine Le Pen e Italia con Matteo Salvini; lo cierto es que en su conjunto no han conseguido una minoría suficiente para bloquear iniciativas y así alcanzar el objetivo de implosionar la UE.

Por lo pronto Europa cuenta con cinco años más para modernizar el continente, llevar a cabo las reformas necesarias e ilusionar y comprometer a una ciudadanía que ha dado un voto de confianza.

La dramática salida de Reino Unido aún inconclusa ha servido como un importante toque de atención para crear una UE por y para los ciudadanos y con menos peso de los burócratas.  Pero de los resultados electorales también se dirime que hay una mayor diversificación de las fuerzas, y que los dos grandes bloques electorales conservadores y socialdemócratas necesitarán sumar con otras fuerzas europeístas al alza como son los liberales y verdes.

Si bien el notable resultado de los liberales era más previsible, la gran sorpresa recayó en el grupo de los verdes, quienes se consolidan como cuarta fuerza en el parlamento y llave para la formación de alianzas gracias a sus 70 escaños.

Esta “ola verde” se ha constatado en Alemania con un segundo puesto solo por detrás de la formación de la canciller, Angela merkel. También en Francia con un tercer puesto superando a los partidos de larga tradición como el centro derecha de los republicanos y los socialdemócratas franceses. En Irlanda los verdes pasan de no tener ninguna representación a empatar en un segundo lugar con la Izquierda Comunitaria. Asimismo los verdes incrementan el apoyo en Bélgica y Luxemburgo, y entrar con grupo propio en Portugal.

Este éxito global es coincidente en un contexto marcado por una mayor conciencia medioambiental y movilización contra el cambio climático. Especialmente respaldados por unos jóvenes electores que en el último año están manifestándose para que la emergencia climática sea prioritaria en la agenda  y el cumplimiento de los objetivos de desarrollo para el 2030.

La protesta de la adolescente sueca Greta Thunberg  todos los viernes ante el parlamento sueco inspiró a otros muchos jóvenes en Europa y el mundo, movilizando a millones de jóvenes en este activismo medioambiental.

Los primeros partidos verdes en Europa han envejecido, en algunos casos con hasta 40 años, pero es ahora cuando cuentan con mayor apoyo gracias a que la juventud está de su lado.

Ante un cierto inmovilismo de los socialdemócratas y liberales para ampliar la justicia social a cuestiones medioambientales se produce el apogeo de los verdes. Además de aglutinar la conciencia ecológica estos partidos verdes se presentan como una izquierda moderada, idealista pero al mismo tiempo pragmática lejos de lo que representa la izquierda radical o populista.

Gracias a los avances de los verdes es posible que de forma inmediata se acelere la eficiencia energética y energías renovables, puestos a prescindir de los combustibles fósiles y reducir las emisiones cero.

Para ello, es previsible que se incentiven medidas en el diseño de un nuevo urbanismo, transporte e industrias. Lo veremos en los próximos años.

Cristina Grao Escorihuela
Redacción

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