sábado, 8 de febrero de 2020

Comer bien y cuidar el planeta

Este es un mundo de contradicciones. Aunque se ha reducido notablemente la cifra, sigue habiendo niños que mueren de hambre, mientras que cada año 1.300 millones de toneladas de comida acaban en la basura, un tercio de la producción total según la FAO.


Por primera vez en la historia, hay más personas obesas o con sobrepeso en todo el mundo (Mil millones) que las personas desnutridas (alrededor de 800 millones).

Hay más personas que hoy mueren de enfermedades relacionadas a una mala dieta que  a los efectos del tabaquismo o el alcohol.

La periodista y escritora británica Bee Wilson se sumergió en el trabajo del nutricionista Barry Popkin dedicado a la evolución de nuestra dieta.

“La comida poco saludable, que se come a toda prisa, parece ser el precio que pagamos por vivir en sociedades modernas liberadas (…) Nuestro estilo de vida libre y cómodo se ve socavado por el hecho de que nuestra comida nos está matando, no por falta de ella sino por su abundancia, un tipo de abundancia hueca”.

El aumento de la obesidad y las enfermedades relacionadas con la dieta en todo el mundo viene de la mano de la comercialización de comida rápida y refrescos azucarados, de carnes procesadas y bocadillos de marca.

Tal como analiza Wilson la cultura es más crítica e incluso cruel con las personas que comen comida chatarra y no lo suficientemente crítica con las corporaciones que se benefician de venderlas.

Pero gracias a estas críticas está habiendo un movimiento de conciencia y responsabilidad por parte de la ciudadanía, y también de algunos países. Es el caso de Noruega que aplica un impuesto sobre los productos azucarados. También otros como Francia, Dinamarca o Finlandia con mayores impuestos a los refrescos azucarados.

Más que la aplicación de medidas aisladas muchos reclaman la transición hacia una alimentación sostenible. 

Una filosofía que gana cada vez más apoyos, atendiendo que además de mejorar nuestra alimentación, se cuida el planeta.

Hay organizaciones sociales, en algunas administraciones y en empresas pioneras donde las personas y las dimensiones de la alimentación se articulan para conseguir mayor sostenibilidad social, a nivel de salud, equidad y lucha contra la precariedad, mayor sostenibilidad medioambiental, reduciendo la huella humana y favoreciendo una mayor sostenibilidad económica de las propias iniciativas.

Complementariamente hay una vuelta a los orígenes, al producto fresco y de temporada. Una labor que también acompañas chefs y profesionales de la restauración, que a día de hoy pueden tener bastante influencia en la sociedad y sobre todo las nuevas generaciones apasionadas por la gastronomía.

La famosa “dieta mediterránea” como un modelo saludable para las personas en todos los países. En esta perspectiva, la Universidad de Barcelona se unieron a una organización estadounidense (le Culinary Institute para abrir en noviembre de 2019 la Torribera Centro mediterráneo.

Durante este primer semestre se ha lanzado el master “Dieta Mediterránea: comida, cultura culinaria e innovación”. La ambición del instituto es conducir a la formación y a enseñar a comer bien.

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