El país depende en un 98% de la importación de combustibles fósiles, pero Mohammed VI está convencido de que esta situación puede cambiar si Marruecos aprovecha las posibilidades de generar energía limpia en su territorio utilizando por ejemplo los poderosos vientos del Atlántico o el sol abrazador del desierto.
Como parte de su compromiso apuesta por una gigantesca planta de energía termosolar de concentración que se inaugura el mes próximo y que promete generar la mitad de la energía que utilizan los marroquíes para 2020.
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