martes, 26 de noviembre de 2013

MOVILIDAD SOSTENIBLE Y ACCESIBILIDAD

A través del movimiento ecologista y la defensa del medio ambiente, se pueden encontrar numerosas ideas que pueden ayudarnos a crear y creer en alternativas a la presente crisis.
Una de las principales puede ser el reequilibrio del poder y la responsabilidad entre los ámbitos del Estado y sus instituciones, por un lado, y los ámbitos colectivos, de relaciones de vecindad, interés mutuo y familiares en sentido amplio, por otro. 
Frente a las concepciones neoliberales que pretenden deshacer el Estado traspasando la responsabilidad a los individuos, desde Campiña Verde miramos hacia la tarea de fortalecer los conocimientos, responsabilidades y bienes colectivos. Los debates actuales sobre la recuperación de los bienes comunes, públicos y sociales entroncan perfectamente con ese hilo argumental.
La defensa del transporte público no debería ser ciega a sus consecuencias ambientales y sociales, a los excesos en infraestructuras y servicios aunque sean de uso y titularidad públicos; ni tampoco debería ser acrítica con el modelo urbano o económico vigente que genera lejanía y dispersión; que obliga a aceptar necesidades de transporte cuando lo que debería potenciar es la accesibilidad y la cercanía.
En el ámbito urbano, por ejemplo, se trata no solo de sustituir automóviles por autobuses, tranvías o metros en aquellos ámbitos en los que cada modo de transporte público sea idóneo, sino de reducir al mismo tiempo la dependencia respecto al motor, incrementando la proximidad entre las diferentes actividades y usos de la ciudad; y recuperando el espacio público para los que se desplazan a pie o en bicicleta.
Modificar el dominio del automóvil mediante una oferta perfecta (y gratuita) de transporte público alternativo, es una ilusión que puede resultar demasiado cara ambiental, económica y socialmente, sobretodo cuando existen duplicidades en el servicio y a pesar de ello, el uso del vehículo particular e insolidario es masivo.
La zona de Virgen del Cortijo y el transporte público prestado por las administraciones es un claro ejemplo de despropósito, y ante la total ausencia de responsabilidad por parte de las personas elegidas para administrar los recursos, debemos ser la clase trabajadora la que tomen el control de la situación si no queremos que se utilice esa falta de demanda para eliminar nuestros salarios, nuestros puestos de trabajo y el futuro nuestro y de nuestras familias.
Es sólo un ejemplo, sabiendo que se repite de forma masiva en otras zonas de Madrid.
A la Colonia Virgen del Cortijo se puede acceder a través de dos líneas de Cercanías de Renfe (C7 y C10), una línea de Metro ligero (M1) y dos líneas de autobús (150 y 174) compitiendo por los escasos usuarios directamente la línea 150 y la de Metro ligero, que tienen tres paradas en común en un recorrido de apenas dos kilómetros lineales.
Sin embargo, el uso masivo del vehículo particular, ocup para su estacionamiento, la zona verde colindante, que parece una gran plataforma de chapa y pintura con el consiguiente deterioro medioambiental y ante la incapacidad política de la alcaldesa de Madrid y su policía local.
Y todo ello con amplias zonas de viviendas sin ningún servicio de transporte que favorezca la accesibilidad a servicios esenciales como colegios, institutos, servicio médico, etc...
El Comité de Empresa de la EMT, debería elaborar un proyecto alternativo a las políticas de recortes y destrucción del servicio ejercidas por la Empresa y la clase gobernante, y debería hacer llegar el proyecto tanto a la ciudadanía como a los partidos de la oposición política, incluyendo a aquellas sin representación en Pleno como son los actuales movimientos sociales.
Esta forma de actuar como un gobierno (o gestor de empresas) en la sombra favorece tanto a la preparación para cuando llegue la posibilidad de quitar de en medio a tanto incompetente, como de base de colaboración entre distintos sectores de trabajadores y trabajadoras que tienen un objetivo común: la defensa de lo público frente a intentos de repartirse el botín.
Es necesario comprender que no basta con ofrecer  un transporte público perfecto que se apoye en la idea de ofrecer alternativas al coche para que este deje de ejercer su dominio, sobretodo cuando la experiencia indica que para que se produzcan cambios sustanciales en la movilidad hace falta al mismo tiempo restringir el uso del automóvil. Un transporte público así, es insaciable en recursos sociales y del Estado y no tiene por sí mismo ninguna garantía de éxito en el objetivo de rescatarnos del dominio del automóvil lo que permite justificar los recortes y el desvalijamiento del sector. Ofrecer proyectos alternativos y hacerlos llegar a la opinión pública, acompañados de limitaciones en el uso del vehículo privado y la exigencia de profesionalidad a los responsables de la pacificación del tránsito rodado, es el camino sostenible para que nuestros puestos de trabajo no peligren, nuestros salarios sean justos y las condiciones de trabajo dignas.

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